Wednesday, June 24, 2009

Destrucción de la Destrucción.

Soy inmortal. No un no-muerto, no un vampiro del cual se enamorarán todas las chicas y chicos, ni un zombie, ni un meta-Matusalén, ni siquiera soy Dios. Estás leyendo a un (in)humano inconveniente, pues no puedo morir.

Como todos, vivo encima de Gaea, ese animalito redondo que graciosamente nos contiene. Ella, que como niña atacada por hormigas en un picnic nos rocía con spray de destrucción. Liviano como el viento, borra de nuestra ropa las rayitas y las bolitas. Así quedamos, planos. Devoró a una persona (una bolita menos), borró nuestra esperanza de ver fantasmas (una rayita menos), se apoderó de recuerdos y está triturando los huesos que nos quedaban intactos (allá van todas las rayitas y bolitas).

La línea de tiempo de Gaea es casi inalterable. Pero por algo seguimos viviendo encima de ella… los corazoncitos y los sueños. Cuando la constancia radica en la degradación, en todos los días vivir oxidándonos, son ellos quienes me han mantenido inmortal. Cual abeja reina, espero engendrar más seres inmortales, tal vez con sueños, tal vez con corazoncitos. Son mis armas de persistencia.

He de confesar mi obsesión feroz con los corazoncitos. No soy cursi, mi cuarto no es rosa ni encontrarás peluches en forma de unicornio, pero creo que los corazoncitos me han salvado de la destrucción. No debe ser necesariamente un corazoncito que te de otra persona, los puedes encontrar por todos lados. Y (sí, es cierto lo que dicen los cuentitos de autosuperación) te sorprenderás de cuántos de ellos puedes encontrar dentro de ti.

Encontré hace poco un corazoncito en una esquina de mi regadera, ahí vive Mosca, una araña que bauticé con ese nombre. Ella es un claro ejemplo de un sueño que convertí en corazoncito. Algo a lo que no puede llegar Destrucción y darle un balazo, algo que no puede tocar y nunca, nunca va a poder alcanzar, pues vive en mi cabeza.

Lo siento Gaea, por ti y tu spray anti-humanos. Te puedes llevar todo, me puedes obligar a respirar lo que me destruye, pero mi mente es perpetua, mis corazoncitos son indestructibles, los comparto con otros seres, existe hasta alguien que me regala corazoncitos y sueños diarios…

Cuiden sus sueños, cuiden sus corazoncitos… Pues destruido el amor, destruidos los sueños, destruido lo indestructible. ♥



Thursday, June 4, 2009

Yolanda Sueña con Volar con Mariposas.

En mi estudio tengo una planta, Yolanda. Ella no es como cualquier planta... sí, posee cloroplastos, le gusta jugar a eso de la fotosíntetisis, sonríe cuando le doy agua, y cuenta con todo eso que hace a una planta, pues, una planta. De igual manera, sus amigas plantas dicen que está descompuesta por poseer algo que ellas no: sueños.

Yolanda sueña con volar con mariposas.

Es imposible, dirán ustedes lectores, pero Yolanda y yo creemos que es posible, pues compartimos el mismo sueño. Sí, en contra de las leyes físicas, tenemos esa esperanza de convertirnos en seres fantasmales, livianos, etéreos y transparentes para ir a volar, amistando con bichos y enemistando con la razón.

Yolanda y yo tenemos el tonto sueño de volar con mariposas.

Contamos con la parafernalia mental necesaria; anatomía de las mariposas, conocimiento de la complejidad implícita en el psique de un ser volador, la relación que guarda el estado emocional con el clima, la manera en que uno debe de sonreír cuando siente el Sol helado en la cara y el aire explosivo debajo de la piel.

Yolanda...

Con la cortada vertical en la cara de donde emergen húmedos y grises dientes, grita en códigos indescifrables para flotar y desentenderse de sus térreos y necios pies que no le permiten volar. Con garras puntiagudas acaricia el aire que viajará debajo de las alas que cortan sus brazos a la altura de los codos.

Yo...

Veo a través de la misma ventana que Yolanda... El cielo... Tan, tan cerca... No, no es un sueño tonto, es nuestra condición, nuestro derecho a construir, así tengamos que vivir soñando, estamos en el cielo, volamos con las mariposas, acaricia nuestro cuerpo inmaterial el vacío para poder ocuparlo, invadimos todos los campos visuales y nos convertimos en aire, en planta y humano voladores, tapamos las nubes, tapamos el Sol, tapamos el cielo y terminamos revoloteando en un valor neutro, somos cero, siempre hemos sido nosotros.

Llegaron armados y hostiles los elementos que dicen ser realidad. Y aquí estamos viendo Yolanda y yo a través de la ventana...

Uno, dos, tres...

Yolanda y yo estamos dormidos, soñando con volar con mariposas, lejos de la realidad... porque no estamos descompuestos.