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Friday, February 5, 2010

Diario de Posiciones Incómodas para Dormir.

(Entrada desesperadamente insomne.)

La falta de sueño ha hecho que olvide mi amor hacia las palabras…

Hace meses que no me puedo sintetizar. Hace meses que, sin poder dormir, me entretengo clavando las uñas en mi pecho. Hoy encuentro la fuerza suficiente que pueda hacer que la sangre cruja como paja, abriendo un gran hoyo color rojo quemado.

Vuela de mis costillas el vacío hacia la noche, arrojando contra las paredes juicios y conclusiones. Son los ruidos que me mantienen despierto.

(Esto de ser adulto no siempre viene fácil.)

Te preguntas por qué no se puede vivir insomne. Esperando siempre debajo de las cobijas con un cuchillo para apuñalar a las 7:00 AM titilando en tu reloj. Mata a la hora… Te reto. El tiempo es mucho más que nosotros.

No necesitas matar, necesitas entender.

Es el miedo que el día nos regala al caer la noche. Esa amenaza tan sencilla de que va a regresar. No tengo un temor específico a dormir, simplemente me perturba despertar. Porque sé que despierto se desprenden mis miembros, uno a uno, dejando un rastro de dulces y arena con que estoy relleno.

Querido lector, no eres insomne por no poder cerrar los ojos, lo eres por estar esperando todos los días a deshacerte un poco más. Porque sabes que vas a quedar como moco tibio embarrado en la memoria de alguien.

Yo no.

Ya no.

No--

No soy humano ya.

Confieso que no puedo dormir porque lo soy Todo. Y Todo tiende a desaparecer.

Wednesday, June 24, 2009

Destrucción de la Destrucción.

Soy inmortal. No un no-muerto, no un vampiro del cual se enamorarán todas las chicas y chicos, ni un zombie, ni un meta-Matusalén, ni siquiera soy Dios. Estás leyendo a un (in)humano inconveniente, pues no puedo morir.

Como todos, vivo encima de Gaea, ese animalito redondo que graciosamente nos contiene. Ella, que como niña atacada por hormigas en un picnic nos rocía con spray de destrucción. Liviano como el viento, borra de nuestra ropa las rayitas y las bolitas. Así quedamos, planos. Devoró a una persona (una bolita menos), borró nuestra esperanza de ver fantasmas (una rayita menos), se apoderó de recuerdos y está triturando los huesos que nos quedaban intactos (allá van todas las rayitas y bolitas).

La línea de tiempo de Gaea es casi inalterable. Pero por algo seguimos viviendo encima de ella… los corazoncitos y los sueños. Cuando la constancia radica en la degradación, en todos los días vivir oxidándonos, son ellos quienes me han mantenido inmortal. Cual abeja reina, espero engendrar más seres inmortales, tal vez con sueños, tal vez con corazoncitos. Son mis armas de persistencia.

He de confesar mi obsesión feroz con los corazoncitos. No soy cursi, mi cuarto no es rosa ni encontrarás peluches en forma de unicornio, pero creo que los corazoncitos me han salvado de la destrucción. No debe ser necesariamente un corazoncito que te de otra persona, los puedes encontrar por todos lados. Y (sí, es cierto lo que dicen los cuentitos de autosuperación) te sorprenderás de cuántos de ellos puedes encontrar dentro de ti.

Encontré hace poco un corazoncito en una esquina de mi regadera, ahí vive Mosca, una araña que bauticé con ese nombre. Ella es un claro ejemplo de un sueño que convertí en corazoncito. Algo a lo que no puede llegar Destrucción y darle un balazo, algo que no puede tocar y nunca, nunca va a poder alcanzar, pues vive en mi cabeza.

Lo siento Gaea, por ti y tu spray anti-humanos. Te puedes llevar todo, me puedes obligar a respirar lo que me destruye, pero mi mente es perpetua, mis corazoncitos son indestructibles, los comparto con otros seres, existe hasta alguien que me regala corazoncitos y sueños diarios…

Cuiden sus sueños, cuiden sus corazoncitos… Pues destruido el amor, destruidos los sueños, destruido lo indestructible. ♥